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¿Por qué el Joker de Joaquin Phoenix no es el mejor de la historia?

Ya vimos la película y te damos un par de razones de por qué este Guasón, aunque nos pese, no es el mejor…y no exageramos (SIN SPOILERS).
joker joaquin phoenix no es el mejor
Niko Tavernise

Detrás de toda la maquinaria y expectativas generadas por el lanzamiento, el próximo viernes 4 de octubre, de la película Joker de Todd Phillips, hay una gran pregunta que todos querrán contestar: ¿es el Joker de Joaquin Phoenix el mejor o no de toda la historia?

Una duda que no llevará a ningún lugar, pero de la cual partirán varias de las teorías y discusiones más interesantes sobre el villano más querido y respetado de todo el universo de superhéroes. Sí, se trata de un cuestionamiento global. Un signo de interrogación que se convertirá en una referencia a la hora de platicar de la película más esperada de 2019.

Todos tendrán una respuesta. Y detrás de ella, un argumento. Pero como tuvimos la suerte de ser de los primeros espectadores de la cinta en México, aprovecharemos para dar nuestra contundente respuesta. Después de ver una cinta que guste o no, será la conversación más repetida durante el mes de octubre. Y la respuesta a la duda es sencilla: NO… ESTE JOKER NO LO ÉS.

Pascal Le Segretain

¿Por qué el Joker de Joaquin Phoenix no es el mejor de la historia?

Empecemos con las razones: es curioso comenzar diciendo que Joaquin Phoenix es (y aquí no hay debate alguno que se permita) el mejor actor de su generación y de los últimos 20 años. Cada papel que interpreta lo lleva a las orillas de un acantilado donde se desborda y se deja llevar hasta los límites, tanto físicos como emocionales. Lo de Phoenix siempre es transmitir dolor, melancolía y poder (y en muchos casos, angustia) y en esta ocasión está simplemente perfecto. Joaquin encarna con lujo cada detalle de un hombre en decadencia. Se pone la piel de un ser humano anómico que, empujado a la locura, busca la redención en la risa, encontrando la burla como respuesta y la venganza como camino. Y lo hace bien. Más que bien, perfecto. Da vida a un memorable enfermo (gancho ideal para el Oscar), demostrando, en el cliché de la comedia a la tragedia, que puede con cada rango. Y puede mejor que Heath Ledger, y también que Jack Nicholson. Y no se trata de poner en tela de juicio quién de los tres es mejor actor. Simplemente, este papel tiene más matices y más oportunidades de exhibición que los dos anteriores. Tiene más capas la cebolla, por resumir. Pero NO… NO ES EL MEJOR GUASÓN.

¿Por qué? No tiene que ver con Joaquin. Él será memorable. Y aplaudido. Y galardonado… pero no es el mejor porque el Joker que lleva a la pantalla apenas alcanza a mostrar su esencia. Apenas alcanza a aparecer. En realidad, esta película trata sobre Arthur Fleck, el hombre que sueña con ser comediante para escapar de una realidad de pobreza, abusos y dolor; y, por ello, es tan distinta a cualquier cinta de superhéroes. En resumen: tenemos a un Joker de quince minutos que aún es inexperto en la anarquía, que lo sostiene y lo hace tan empático.

Niko Tavernise

Todo es construcción. Todo es explicación. Causa y efecto para entender cómo un ser humano puede desviarse ante las circunstancias de una sociedad en decadencia y cómo puede dejar atrás el miedo para encontrarse con una identidad que buscaba. Un personaje que le da la posibilidad de descender hasta el caos y luego surgir de nuevo, controlando el mal y la necesidad de la gente por revelarse ante lo que parece una película sobre la lucha de clases.

En ese sentido, el Joker de Phoenix apenas alcanza a nacer. Apenas muestra sus primeras sonrisas. Apenas encuentra los primeros tonos del maquillaje y sus primeros planes están llenos de azar. Descontrolados y casuales, tiene ya la esencia de su maldad, pero no su profundidad. Su risa, en formación, va buscándose en cada escena hasta encontrar el tono correcto y todos vamos entendiendo que estamos ante un nacimiento y no una revelación.

Una diferencia muy notable ante dos Guasones que ya estaban hechos. Dos personajes cuyo sello de distinción estaba dado y les permitía explorar la mejor versión del Joker sin necesidad de salir de ahí. Lo suyo era ser simplemente Guasón y ya. No había dilemas morales. No había discusiones internas. Eran el Joker y punto. En cambio, Joaquin no. Phoenix baila, incesantemente, buscando que el Joker se apodere de él, pero en el camino va dominando la moral del personaje de Arthur Fleck, el gran protagonista de la película. Y ahí, el gran detalle.

Quizás, para concluir, habrá que rogar para que Joaquin Phoenix haga una segunda película para poder ver, ahora sí, al Joker de Phoenix (que tiene toda la pinta de ser el mejor de todos los tiempos) en su esplendor.